Año 2023. Negar el cambio climático ya pasó de moda. Además, se volvió políticamente incorrecto. Se pueden cosechar más enemigos que amigos al decir: “el cambio climático no existe”. La divulgación científica, la presión social y el peso de la realidad han hecho lo suyo.

Pero partir de la base de que “el cambio climático existe” nos lleva a otro lugar. Ahora que sabemos y que no dudamos de su existencia, debemos accionar. Se debe hacer algo y alguien tiene que hacerlo. Esta nueva era está marcada por algo mucho más sutil que la negación: las excusas.

Los defensores de la inacción climática están de acuerdo con la existencia del cambio climático, pero utilizan excusas de distintos tipos para justificar la inacción o el retraso de la acción climática.

Las bases para tal justificación parten del desacuerdo sobre cosas concretas en torno al qué, al cómo y al quién. Por ejemplo, qué medidas que deben tomarse, quién debe llevarlas a cabo, quién debe pagarlas, con qué profundidad o qué tan veloces deben ser los cambios.  En consecuencia, encuentran argumentos sobre uno o varios de estos puntos para defender una acción mínima o directamente desprenderse de la responsabilidad.

En este post veremos 12 tipologías de excusas y sus rasgos comunes (llamadas aquí “estrategias”) que contribuyen al retraso en la adopción de acciones contra el cambio climático.

Estrategia I: “Otro debería accionar primero, redirige la responsabilidad”

Excusa 1 – Individualismo

Se enfoca en las acciones individuales como solución al cambio climático, desviando la atención de las soluciones sistémicas necesarias. Las acciones individuales quedarían comprendidas por acciones tales como separar los residuos, utilizar energías renovables en el ámbito doméstico, practicar el consumo responsable o conducir un coche más eficiente.

Desde luego, esto no quiere decir que las acciones individuales sean inútiles. Lo correcto sería centrar en el potencial colectivo de las acciones individuales para estimular cambios normativos y ejercer presión hacia los gobernantes y empresas. Los cambios estructurales son complementarios al cambio a nivel individual.

Ejemplo:

  • “Los individuos y los consumidores son los responsables últimos de tomar medidas para hacer frente al cambio climático”.

Excusa 2 – ¿y el otro qué?

Señala las emisiones de otros países, industrias o grupos socioeconómicos para minimizar la necesidad de tomar medidas en el propio contexto.

Ellos emiten más que yo/nosotros y tienen una mayor responsabilidad a la hora de tomar medidas. Por lo tanto, no hago nada.

Ejemplos:

  • “Nuestra huella de carbono es trivial comparada con […]. Por lo tanto, no tiene sentido que tomemos medidas, al menos hasta que […] lo haga”.
  • “Somos una nación que produce el 1,8% del dióxido de carbono mundial, así que no me parece bien que cerremos nuestras fundiciones de aluminio, la mayor parte de nuestra producción de acero y, ahora, nuestra industria de refinado de petróleo”.
  • “Un precio del CO2 podría ser una buena idea en principio, pero creemos que no funciona si se limita al sector del transporte terrestre. Como primera medida debería incluirse también la agricultura”.
  • “Los más adultos ya no podemos liderar la acción climática. Ese trabajo deben realizarlo los jóvenes”.

Excusa 3 –Los oportunistas (problema del free-rider)

Free rider es una expresión inglesa muy utilizada en economía, y viene a referirse a aquellos que tratan de recibir un beneficio por utilizar un bien o servicio pero evitan pagar por él.

En este contexto significa que a menos que todos los individuos, industrias o países emprendan reducciones de emisiones, algunos se beneficiarán de las acciones de otros. Es decir, otros podrían aprovecharse activamente de quienes lideren los esfuerzos de mitigación del cambio climático.

Este argumento fue uno de los utilizados por la administración Trump para salirse del Acuerdo de París.

Ejemplos:

  • “Si dejáramos de emitir por completo mañana, no solo no tendría ningún impacto, sino que sin duda otros países simplemente aumentarían sus emisiones».
  • “El Acuerdo de París tiene menos que ver con el clima y más con que otros países obtengan una ventaja financiera sobre Estados Unidos”.
  • “Si reducimos nuestras emisiones, perderemos negocio”.

Estrategia II – “El cambio disruptivo no es necesario, promueve soluciones no transformadoras”

Excusa 4 – Optimismo tecnológico

Confía exclusivamente en el progreso tecnológico como solución al cambio climático, minimizando la necesidad de cambios regulatorios o sistémicos.

Que el “progreso tecnológico” existe y es de naturaleza exponencial no cabe duda. Pero hay dos obstáculos en el camino. El primero es que las tendencias pasadas, por más claras que nos parezcan hoy día, no son garantía de que efectivamente se materialicen o lo hagan en el plazo necesario. El segundo, gozar de tecnología avanzada no implica que sean utilizadas para hacerle frente al cambio climático o para mejorar la calidad de vida de todos nosotros.

En este sentido, conviene siempre recordar a Isaac Asimov:

“El aspecto más triste de la vida actual es que la ciencia gana en conocimiento más rápidamente que la sociedad en sabiduría”.

Por lo tanto, el discurso del optimismo tecnológico resulta cómodo y funcional, ya que permite descansar hoy mientras se espera que la o las tecnologías salvadoras del futuro estén ahí, listas para ser usadas y adoptadas a un costo aceptable.

Esta creencia sobre el futuro, cuando es ciega o tontamente optimista, resultar ser un tipo de “fe”. De esta manera, la fe en la tecnología se convierte en una metafísica que carece de fundamento empírico (el conocimiento empírico es estrictamente referido al pasado).

Coincidimos con lo que E. F. Schumacher explica:

“El futuro, por lo tanto, es principalmente predecible si tenemos un sólido y extenso conocimiento del pasado. Principalmente, pero de ninguna manera totalmente, porque dentro de la construcción del futuro entra ese factor misterioso e incontrolable llamado libertad humana”.

Ejemplos:

  • “La tecnología nos salvará”.
  • “El rápido despliegue de las renovables hace innecesarias imponer políticas estrictas”.
  • “¿Para qué hacer algo hoy si seguramente en el futuro habrá una solución mejor y más barata?”.
  • “El ingenio humano es infinito, aunque los recursos de la Tierra no lo sean”.

Excusa 5 – Optimismo fósil

Argumenta que la industria de los combustibles fósiles puede ser parte de la solución mediante la promoción de combustibles fósiles “más limpios”.

Desde luego, es imposible dejar de usar combustibles fósiles de la noche a la mañana, ya que nuestro sistema económico está cimentado en ellos. Desde el punto de vista energético, también es cierto que comparado con el carbón y el petróleo, el gas es el combustible fósil más “limpio”, es decir, que menos CO2 emite a lo largo de su ciclo de vida. Este hecho lleva a proponer el gas como combustible de “transición” en la epopeya de la transición energética.

Siguiendo esta línea, la idea es tratar de vincular emocionalmente el rol de los combustibles fósiles con las actividades cotidianas y el bienestar humano. Sin ellos, no podemos tener una sociedad próspera.

Estos argumentos contrastan con otro hecho. Se estima que para el año 2050, casi el 60% del petróleo y del gas fósil, y el 90% del carbón deberán permanecer sin ser extraídos si queremos tener alguna chance de mantener el clima dentro de la trayectoria de los 1,5°C. Al mismo tiempo, la producción actual de petróleo y gas debe disminuir globalmente un 3% cada año hasta 2050. Esta realidad incómoda torna inviable muchos proyectos de combustibles fósiles operativos y planificados.

Ejemplo:

Excusa 6 – Mucho ruido y pocas nueces

Esto no es otra cosa que el “bla, bla bla” sostenido por Greta Thunberg. Funciona estableciendo definiciones estrechas de éxito, de modo que un país o industria pueda proclamar su liderazgo en la lucha contra el cambio climático.

Esto comúnmente se encuentra cuando se señalan avances logrados en la reducción de emisiones (a menudo basados en medidas relativas) o al establecer objetivos climáticos ambiciosos, minimizando así la necesidad de acciones adicionales más rigurosas o de nuevos tipos.

Establecer metas a largo plazo puede satisfacer las demandas internas de políticas climáticas, pero sin instrumentos concretos, no se garantiza que se traduzcan en acciones efectivas en el terreno.

Ejemplos:

  • “Nuestro país tiene un historial líder en el mundo en la lucha contra el cambio climático. Estamos justamente orgullosos de nuestro rendimiento frente a nuestros objetivos de carbono. Seguimos firmemente comprometidos con la lucha contra la amenaza del cambio climático”.
  • “Nuestra ciudad será carbono neutral en el 2050”. Pero no se especifica una hoja de ruta ni se asignan recursos para lograrlo.
  • Un país puede proclamar que ha reducido sus emisiones de carbono en un 20%, pero esa cifra podría ser relativa al tamaño de su economía y no representar una disminución real de las emisiones.

Excusa 7 – Todas zanahorias, ningún palo

La excusa de “todas zanahorias y ningún palo” argumenta que solo debemos perseguir políticas voluntarias (“zanahorias”), en particular aquellas que amplían las opciones del consumidor. Medidas más restrictivas (“palos”) como los impuestos se consideran demasiado “paternalistas” y agobiantes para los ciudadanos.  

En la práctica, sabemos que en ausencia de regulaciones o sanciones (los “palos”), las empresas pueden seguir eligiendo no internalizar completamente los costos ambientales de sus acciones si les resulta más rentable hacerlo. En este sentido, las políticas basadas únicamente en incentivos pueden ser insuficientes para corregir las fallas de mercado asociadas con las externalidades. El mercado es ineficiente y falla en una gran cantidad de casos, como ya desarrollé en este post.  

Sin embargo, esta excusa de tinte ideológico libremercadista sostiene que las medidas duras deben ser abandonadas, a pesar de la complementariedad entre las “zanahorias” y los “palos” y la necesidad de ambos enfoques para una política climática fuerte.

Ejemplos:

  • Desgravaciones fiscales para la instalación de energía solar en hogares: estas políticas alientan a los propietarios a instalar paneles solares, pero no penalizan a aquellos que utilizan grandes cantidades de energía fósil.
  • Subsidios para vehículos eléctricos: muchos gobiernos ofrecen incentivos financieros para comprar vehículos eléctricos, pero no penalizan a los consumidores que optan por vehículos de gasolina.

Estrategia III – “El cambio será disruptivo, enfatiza las desventajas”

Excusa 8 – Apelar a la justicia social:

Destaca las posibles consecuencias sociales negativas de las políticas climáticas, como el impacto en el empleo o el nivel de vida, para socavar el apoyo a estas políticas.

Los planteos sociales son un aspecto legítimo y crucial de las deliberaciones sobre política climática, pero utilizados selectivamente pueden resultar sesgados. Debemos hacer preguntas más amplias sobre estos planteos, como por ejemplo, ¿se abordan en esos discursos otros aspectos de la injusticia, como la inacción frente al cambio climático? ¿Se pasan por alto los beneficios potenciales de una transición, como la mejora de la salud pública, el desarrollo regional y las oportunidades de empleo, o una mayor resiliencia de las comunidades?

Para cerrar, esta excusa centra la atención únicamente en los inconvenientes y costes a corto plazo y no mira la cuestión de manera integral o con un horizonte temporal mayor.

Ejemplos:

  • “no podemos permitir que la protección del clima ponga en peligro la prosperidad y el empleo”.
  • “un impuesto sobre la aviación golpearía a las familias trabajadoras y les impediría disfrutar de su oportunidad de ir de vacaciones».

Excusa 9 – Apelación a la pérdida bienestar

Apelar a la pérdida del bienestar es manifestar una versión extrema de la “excusa 8”. Afirma que la política climática amenaza los medios y niveles de vida fundamentales.

Esta variante enfatiza el carácter perturbador de un proceso de transición ordenado, y al mismo tiempo sitúa a los combustibles fósiles como la base insustituible del bienestar humano y la reducción de la pobreza. Por lo que reducir nuestra dependencia a los combustibles fósiles sería una tragedia humana.

Ejemplos:

  • “Los combustibles fósiles son necesarios para el desarrollo. Abandonarlos condenará a los pobres del mundo a la penuria y a la privación de su derecho a medios de vida modernos”.
  • “Si el uso de combustibles fósiles terminara mañana, las consecuencias económicas serían catastróficas”.

Excusa 10 – Perfeccionismo político

En este caso, se aboga por una cautela desproporcionada a la hora de establecer niveles ambiciosos de política climática para no perder el apoyo de la opinión pública.

Si bien esto puede parecer sensato, se convierte en una estrategia dilatoria cuando el defensor renuncia a la necesidad de la labor mayor de sensibilización y a una estrategia de deliberación pública. De esta manera, se pierde la posibilidad de generar el diálogo social necesario para alcanzar consensos sobre políticas justas, generando así el apoyo hacia soluciones más ambiciosas.

Ejemplos:

  • “No podemos implementar políticas ambiciosas porque aún desconocemos el modelo perfecto”.
  • “Debemos tener cuidado al establecer metas climáticas más agresivas, ya que podrían afectar negativamente a la industria y el empleo”.
  • “El precio del carbono debe ser bajo, ya que también tenemos una responsabilidad con la paz social en este país”.

Estrategia IV: “No es posible mitigar el cambio climático, ríndete”

Excusa 11 – El cambio es imposible

Argumenta que las políticas climáticas sólidas son impracticables o están condenadas al fracaso debido a desafíos políticos, sociales o biofísicos insuperables. El estado actual de las cosas se considera inmutable y se niega la capacidad de las sociedades para organizar grandes transformaciones socioeconómicas.

En lugar de buscar una forma de superar estas dificultades, la excusa de que el cambio es imposible sugiere adaptarse al cambio climático o directamente rendirse.

Ejemplo:

  • “Para dejar de emitir carbono residual por completo en los próximos cinco o diez años, necesitaríamos reorientar radicalmente casi toda la producción económica y social humana, una tarea apenas imaginable, y mucho menos factible”.

Excusa 12 – Pesimismo absoluto

Sostiene que cualquier acción para mitigar el cambio climático es insuficiente y llega demasiado tarde, creando una sensación de resignación y fomentando la idea de que la adaptación es la única respuesta. El cambio climático catastrófico es ya inminente.

Sobre esto, vale la pena recordar las palabras de Herman Daly, padre de la economía ecológica. Él dijo:

“¿qué es lo que debéis saber de antemano para que sea una política sensible? […] dos cosas: No puedes ser un determinista y diseñar políticas. Tampoco puedes ser un nihilista. Tienes que ser capaz de creer que las cosas pueden cambiar y que algunos desenlaces son mejores que otros.

Las afirmaciones pesimistas y nihilistas evocan miedo, lo que nos puede fácilmente llevar a un estado paralizante de conmoción y resignación, dificultando enormemente cualquier trabajo orientado a construir un compromiso a largo plazo y a discutir sobre soluciones eficaces.

Ejemplo:

  • “El apocalipsis climático se acerca. Para prepararnos, tenemos que admitir que no podemos evitarlo”.

Conclusión

El futuro del planeta y de las generaciones venideras está en juego. Negar la realidad del cambio climático o sucumbir a las excusas de la inacción simplemente no es una opción.

Ahora que conocemos cada una de estas excusas, tenemos el poder de identificarlas en los discursos utilizados por cada uno de los diferentes actores, ya sean individuos, organizaciones, medios de comunicación o dirigentes políticos. Su fin no es otro que influir en la opinión pública, las políticas y las acciones relacionadas con el cambio climático. Ten en cuenta que estas 12 excusas no son “LAS 12” excusas. Son simplemente estas 12. Podrían bien ser algunas más que no hayan sido presentadas aquí y se te estén ocurriendo a ti.

Cada una de las excusas puede ser esgrimidas por distintas razones. Lo primero que se puede pensar es que son malintencionadas. Cambiar algo afecta intereses económicos y políticos, por lo que cada excusa es una forma de freno discursivo.

Pero eso no es todo. Debemos considerar la posibilidad opuesta. Las excusas surgen porque están basadas en verdades parciales y preocupaciones genuinas. Mirarlo desde esta óptica nos abre la puerta a mantener conversaciones productivas que permitan destrabar barreras.

El cambio climático no espera a que superemos nuestras barreras mentales y emocionales. La ciencia nos advierte de manera contundente que, cada día que dejamos pasar sin actuar, las consecuencias se vuelven más graves y difíciles de revertir.

No podemos permitir que el pesimismo nos paralice ni que las excusas nos desvíen del camino hacia un futuro sostenible. Es momento de asumir nuestra responsabilidad individual y colectiva para proteger nuestra casa común y lograr una transformación real y significativa.

Referencias

  • Este trabajo ha sido elaborado en base a la siguiente publicación de investigadores pertenecientes a prestigiosas universidades británicas y alemanas: Lamb WF et al. (2020). Discourses of climate delay. Global Sustainability 3, e17, 1–5. Link.
  • Datos sobre necesidad de mantener combustibles fósiles bajo tierra en la excusa 5: D. Welsby, J. Price, S. Pye, et al. (2021). Unextractable fossil fuels in a 1.5 C world. Link.