“El futuro de las personas del mundo, el futuro de nuestro planeta, está en sus manos. No podemos darnos el lujo de la indecisión, las medidas a medias o los enfoques graduales. Nuestra meta debe ser una transformación”

Ban Ki-Moon (1944) – Ex-secretario general de la ONU

Del 6 al 17 de noviembre de 2017 tuve el privilegio de asistir de principio a fin al encuentro anual sobre cambio climático más importante, la COP23, llevada a cabo en la antigua capital alemana de Bonn. Este “mundial” es donde las naciones del mundo juegan sus posiciones y compromisos mediante el debate y negociación de los acuerdos internacionales en materia de cambio climático. La peculiaridad de este encuentro es que combina como ningún otro la seriedad de la diplomacia internacional y el activismo político en un clima a la vez festivo y de alarmismo.

En este post te voy a contar con detalles y muchas fotos sobre mi experiencia en la COP23, esperando que te ayude a entender mejor cómo es por dentro esta famosa conferencia.

Antes de seguir leyendo. Si ya tienes una buena idea de qué es una COP, el Acuerdo de París y los desafíos políticos del cambio climático entonces podrás continuar con el post sin mayores problemas. Caso contrario, te sugiero que leas el post de la semana pasada como introducción al régimen internacional de cambio climático.

Cómo hice para atender a la COP23

En mi caso, atendí como voluntario de la delegación de la Cancillería argentina, cuya acreditación me dio acceso a los eventos paralelos y a las negociaciones propiamente dichas. Este hecho fue enormemente facilitado por la relación que entablé con la Embajada Argentina en Londres durante la realización de mi tesis de maestría en Edimburgo. Además, tanto los delegados de Cancillería como de los otros ministerios nacionales que participaron fueron muy abiertos y con gran voluntad en dejarme darles una mano con tareas menores (pero que alguien tenía que hacer y llevaban tiempo), participar de reuniones y responder mis 800 preguntas sobre la conferencia. Al final, me di cuenta de que sabía mucho menos de lo que pensaba. Reflexionando después de algunos meses, lo que me permitió estar allí fue una combinación de factores tales como el capital social, el timing correcto y la siempre necesaria suerte.

Obviamente, voluntario significa voluntario, es decir, estar a disposición y no pedir nada a cambio. Esto también significa que me tuve que afrontar todos los costos. Como yo ya me encontraba en Europa al momento de la COP (luego de mis estudios en Edimburgo), sólo tuve que resolver el tema del transporte desde donde me encontrara y el alojamiento durante las dos semanas. En el caso del transporte me costó sólo €37,90 ir en bus desde Milán hasta Bonn atravesando toda Suiza (¡gracias Flixbus!). Por lo otro, me pregunté, ¿cómo puedo alojarme durante dos semanas de la manera más barata posible?.

Considerando que la mayoría de los alojamientos económicos ya estaban reservados (y no eran tan económicos tampoco), tuve que jugar a una carta que ya había utilizado anteriormente y que siempre me dio excelentes resultados: Couchsurfing. Para los que no lo conozcan, es un sitio donde uno se hace un perfil online y voluntariamente ofrece un lugar de su casa a viajeros sin pedir nada a cambio, «gratis» digamos. Esto significa que uno puede terminar durmiendo tanto en un cuarto individual como en un colchón en el suelo. De todas maneras, la idea es el intercambio cultural en sí, conversar, conocer al otro y ver el destino desde otra perspectiva

Es sabido que la comunidad de Couchsurfing es extremadamente activa, abierta y solidaria, pero me dio la sensación de que además hubo una predisposición extra de los anfitriones, quienes apoyaban a los viajeros por el hecho de la COP23. Por lo tanto, no tuve mayores problemas para conseguir un lugar donde dormir y dejar mis cosas, que no eran muchas.

Durante esas dos semanas de la COP tuve un total de 3 anfitriones, muy distintos entre si:

  • Primera noche en la casa de un alemán cuya profesión es diseñar juegos de mesa para niños. Me ofreció un cuarto con baño para mí solo. Good.
  • Resto de la primera semana en la casa de una familia alemana divina que también me ofrecieron un cuarto con baño para mi solo. Además, compartimos varias cenas y desayunos. Great.
  • Segunda semana en la casa de una joven pareja de polacos super simpáticos que, por si fuera poco, ¡también me ofrecieron una habitación para mí solo! Awesome!

A pesar de lo azaroso que puede llegar a ser, Couchsurfing me dio nuevamente más de lo que pedí. Esto hizo que todas las mañanas y tardes la experiencia de la COP se vea enriquecida por la posibilidad de conocer personas locales de distintos ámbitos, visiones y experiencias de vida.

La COP23, ¿Fiji o Bonn?

Cuando compartía fotos del evento a mis amigos ellos me preguntaban, ¿por qué dice Fiji por todas partes si estás en Alemania? Normalmente, la COP es presidida cada año por un país diferente siguiendo un sistema de rotación por regiones y, cuando es posible, también se lleva cabo en una ciudad del país que ejerce la presidencia. Por ejemplo, la COP1 de 1995 fue presidida por Alemania y realizada en Berlín. Sin embargo, la COP23 fue la excepción a esta norma.

Como en esta oportunidad un país de la región Asia-Pacífico debía ejercer la presidencia de la COP y Fiji se ofreció para tal tarea. Sería la primera vez que un estado insular de pequeñas dimensiones y con riesgo existencial de ser afectado por los efectos cambio climático (principalmente la elevación del nivel del mar) ocupara un rol tan importante.

Frank Bainimarama, Primer Ministro de Fiji

Sin embargo, debido a la falta de infraestructura del país, ubicación geográfica remota y dificultad para afrontar los costos de un evento de tal complejidad, el gobierno de Alemania ofreció hospedar el evento en Bonn, donde se ubica a la vez el secretariado de la CMNUCC. La ironía queda reflejada en el chiste negro que circulaba “por los pasillos”, que no se podía hacer en Fiji porque el mar iba a inundar el evento, una realidad que el mundo desarrollado no quería ver…

Qué se juega en la COP23

Luego de la firma del Acuerdo de París durante la COP21 en Diciembre de 2015, el principal desafío se convierte en acordar cómo implementar los distintos compromisos que emanan de sus artículos. En la COP23, se discutieron y negociaron aspectos específicos de dicha implementación con el fin de llegar a un texto que pueda ser finalizado y negociado durante la COP24.

El próximo año, el encuentro para la COP24 se realizará en la ciudad industrial polaca de Katowice, un lugar que tuve oportunidad de visitar en el año 2014. La misma se encuentra ubicada en el corazón del voivodato de Silesia, una región conocida por poseer los principales yacimientos de carbón del país. Well played Poland…

Una conferencia, dos zonas

En general, todas las COPs poseen dos zonas, una de “side events (eventos paralelos)” y otra donde se realizan los plenarios y las negociaciones propiamente dichas. Para la COP23 estas zonas fueron:

  • Bula Zone: negociaciones, plenarios, oficinas de delegaciones, conferencias de prensa. Bula es una palabra en fijiano que significa muchas cosas, entre ellas, «hola».
  • Bonn Zone: side events, pabellones de países y stands de organizaciones.

En este caso, la particularidad era que estaban separadas por unos 20 minutos en transporte. Por lo cual, si bien estaban suficientemente bien conectadas con buses y bicicletas, era un poco tedioso ir de un lugar a otro. De todas maneras, con algo de tiempo y abrigo, moverse a pie o en bicicleta era un paseo agradable garantizado.

En la Bonn Zone (la de los side events) se encontraban los pabellones de los países, como Tailandia, China, Brazil, Alemania, Reino Unido, Francia, Indonesia, Turquía, Fiji, etc., y también de los organismos internacionales, como IRENA y UNDP. Por otro lado, se encontraban los stands de empresas, emprendimientos, organizaciones sociales e internacionales de todo tipo.

A continuación, algunas fotos de la Bonn Zone.

Hay que tener en cuenta que tanto en los pabellones como las demás organizaciones llevaban a cabo charlas y eventos todos los días con agenda completa. Con todo esto, la cantidad de cosas para hacer, escuchar y presenciar es verdaderamente abrumante. De hecho, transcurren tantos eventos en simultáneo que no es posible atender a todos. Uno tiene que ir sabiendo que se va a perder más de la mitad de las cosas.

Según la acreditación con la que contaba cada uno se podía atender sólo a la zona de los side events o a ambas. La gran mayoría de las personas tenían sólo acceso a los side events, por lo cual tenían vedado el acceso a las actividades y negociaciones de la otra zona.

Las actividades más interesantes de las que participé (sin considerar las negociaciones) fueron las siguientes:

  • Conferencia de prensa del famoso climatólogo James Hansen,
  • Presentación de la NDC de Bhutan y Uruguay,
  • Panel de discusión en IRENA sobre cómo continuar el despliegue de las energías renovables,
  • Presentaciones de Argentina sobre su NDC y rol como presidencia del G20.

Breve comentario sobre Estados Unidos

La gran nota la dio Estados Unidos que no tuvo ningún pabellón oficial en esta COP. Lo que sí hubo, fue una carpa al lado del sitio de los side events donde activistas estadounidenses desplegaron su propio circuito de actividades bajo el lema “We Are Still In”, en alusión contraria a la decisión de Trump de salirse del Acuerdo de París. Este lugar contó con la presencia y eventos de empresas, gobernadores y alcaldes de ciudades estadounidenses que apoyan el Acuerdo de París.

We Are Still In. Estados Unidos no oficial

Otra cosa que vale la pena destacar es que anunciaron un único evento oficial bajo el título de «El papel de los combustibles fósiles más limpios y eficientes y la energía nuclear en la mitigación del cambio climático«. Este controvertido panel estaba compuesto por tres representantes de la industria del carbón, gas y nuclear respectivamente y por David Banks, Asistente Especial de la Casa Blanca en Clima y Energía. Como era de esperarse, un evento de estas características no pasó desapercibido por activistas ni periodistas, que atacaron sin piedad. Por favor, no dejen de ver estos dos videos imperdibles:

  1. Sí o no. Amy Goodman, picantísima periodista de Democracy Now, le pregunta a cada uno de los panelistas si están de acuerdo con la decisión de Trump de salirse del Acuerdo de París. La incomodidad de los expositores se nota a leguas.
  2. Manténganlo en el suelo. El panel es interrumpido por activistas al son de keep it in the ground.

El gran contraste que hubo entre la presencia no oficial y la oficial logró que los asistentes se pregunten por quién era el verdadero interlocutor de Estados Unidos, hecho que dejó agenda oficial quedó un tanto desdibujada

La otra cara de la COP

La otra cara de la COP, la no oficial pero constantemente presente, es la del activismo político. Como no siempre es posible conseguir acreditaciones para poder entrar, gran parte parte del activismo se dio en las calles de Bonn y en las entradas a la conferencia, aunque también dentro de la conferencia.

Conocí varias personas (mayormente europeos como es de esperar) que se acercaron desde sus países sólo para participar de estas actividades sin entrar a la COP. De más está decir que todo se daba en un clima de respeto y armonía difícil de asociar a la palabra “protesta”. De todas formas, la cantidad de militares que se encontraban custodiando la ciudad y los accesos no permitía que la situación se vaya de las riendas.

A grandes rasgos, las manifestaciones pedían aumentar los compromisos y esfuerzos de los países, acelerar la transición hacia las energías renovables y a eliminar rápidamente la “adicción al carbón” de la matriz energética alemana, keep it in the ground. Hay que señalar también que la región de Bonn concentra una importante actividad carbonífera de extracción de lignito, sin duda uno de los combustibles fósiles más “sucios” que hay.

Comentario sobre las negociaciones

Y lo más importante, ¿cómo se negocia?. Lo primero que hay que entender es que las negociaciones son llevadas a cabo por diplomáticos. Si alguno piensa que los debates son super apasionados probablemente se super decepcione. La forma en que se da aproximadamente de la siguiente manera:

  • Cada sesión trata un tema específico, por ejemplo, un determinado artículo del Acuerdo de París que requiere deliberar y tomar decisiones sobre su implementación.
  • Las principales negociaciones se dan lugar en sesiones llamadas «informal meetings«, lideradas y moderadas por un Chair y un Co-chair de distintos países, que son delegados elegidos previamente por votación. Éstas son las personas que se sientan en la mesa principal, toman nota de las posiciones y arman los borradores de trabajo.
  • Por cada tema, hubo al menos (si mal no recuerdo) 4 hs de informal meetings durante las dos semanas.
  • El formato es así: los Chairs abren la sesión, se le da la palabra a cada país que quiera expresarse y luego cierran la sesión.
  • Los Chairs van tomando nota de todas las posiciones presentadas y posteriormente elaboran los documentos base sobre los cuales se va trabajando. En cada sesión, se trabaja sobre una versión superadora respecto a la anterior.
  • Como comenté en un artículo anterior, esto se hace por bloques de negociación, es decir, no hablan 196 países sino los representantes de cada bloque. Por ejemplo, la mayoría de las veces Brasil hablaba en representación del grupo que forma con Argentina y Uruguay, y Ecuador en nombre del grupo del G77 + China.
  • Como el espíritu del Acuerdo de París es de abajo hacia arriba y por consenso, los textos de implementación deben surgir de los países (un enfoque muy distinto al del Protocolo de Kyoto). Durante todas las reuniones que sucedieron a París en el 2015 gran parte del trabajo ha sido en ponerse de acuerdo en los títulos y subtítulos de los documentos de cada tema específico.
  • Según las sesiones que presencié y dependiendo del avance que llevaba cada tema, esos títulos y subtítulos se fueron llenando mediante bullet points con las posiciones y comentarios de los países, sin necesariamente alcanzar un consenso aún, de manera de reflejar las visiones de todas las partes. A veces, los países simplemente expresan que su posición no quedó debidamente reflejada en el documento.

En función de esto, hago las siguientes observaciones:

  • Queda en evidencia que la implementación de un acuerdo tan complejo es un desafío sin precedentes. Al día de hoy, queda mucho trabajo por hacer, por lo que se deberá pisar el acelerador para poder llegar a la COP24 con textos borradores suficientemente elaborados como para poder negociar. Si bien la COP23 tuvo avances en varios temas, estos textos no alcanzaron el nivel suficiente para ser negociados.
  • La cantidad de negociaciones es tal, que los países con pocos negociadores encuentran dificultades para hacerse presentes en todas ellas. Por eso, la negociación en bloques es importante. En el caso de Argentina, Brazil y Uruguay, coordinaban el trabajo y dividían cuando era necesario.
  • A veces, se pierde tiempo valiosísimo de negociaciones porque algunos países hacen comentarios de forma y no de sustancia, es decir, levantan el cartel para critican el tamaño de letra del documento que se discute, el formato de presentación, los superíndices usados y esas cosas (esto es algo que pude evidenciar personalmente). A mi entender, es una estrategia de negociación usada para postergar el avance en ciertos temas.
  • Este proceso, aunque lento, es el modo en el que se realiza el trabajo dentro de las formalidades y desafíos de las negociaciones internacionales. Sería interesante ver si se puede estructurar un mecanismo mejor.
  • Para una persona o negociador que participe de la conferencia responder a la pregunta de ¿cómo viene la COP23? es sumamente difícil. A lo sumo uno puede saber el avance en un tema particular, pero dado a que transcurren tantas cosas en simultáneo muy pocas  personas estarían en condiciones de responder esa pregunta.

Desde Bula Zone, algunas fotos de todo esto por dentro…

Reflexión final

Si tuviera que hacer una breve reflexión final partiría de lo siguiente: la importancia de pedir permiso. Nada de esto hubiera sido posible si yo no me hubiera movido para que todo esto suceda. Pedí permiso una vez, un simple mail, un contacto. Salió todo de la mejor manera posible, pero pudo también no haber sucedido nada. Así como yo golpeé una puerta y se abrió, si no hubiera habido respuesta simplemente hubiera golpeado otra.

Si estas pensando en atender a una COP, recomiendo que tengas una idea muy clara de qué es lo que quieras hacer y lograr allí. De esta manera, evitarás sentirte aturdido por todo lo que sucede en simultáneo y no podrás presenciar. Por ejemplo, muchas personas que conocí consiguieron participar gracias a que una gran cantidad de instituciones, como ONGs y universidades, facilitaron sus acreditaciones. Si bien el costo de transporte puede llegar a ser prohibitivo si se lo tiene que costear uno, la segunda mejor opción es esperar a que la conferencia se haga en un lugar más cercano. Por ejemplo, la COP4 y la COP10 fueron en Buenos Aires, la COP16 en Cancún y la COP20 en Lima. O también, como hice yo, aprovechar que estaba de paso.

Otro comentario para hacer es sobre el sabor que me dejó esta COP23: agridulce. Por un lado, hay un verdadero consenso y compromiso en entender al cambio climático como un desafío sin igual, con el potencial de afectar la calidad de vida en todas las parte del planeta. Por otro, pareciera que nunca se alcanzan progresos suficientes que deriven en acciones concretas y cambios significativos.

Por último, asistir a un evento como tan único como este al menos una vez en la vida es sumamente enriquecedor, siempre y cuando tengamos presente que el desafío que tenemos por delante no permite espectadores, sólo actores.