“La sabiduría requiere una nueva orientación de la ciencia y de la tecnología hacia lo orgánico, lo amable, lo no violento, lo elegante y lo hermoso.”
F. Schumacher (1911 – 1977) – Intelectual y economista Alemán
Antes de comenzar la primera semana de clases del máster que hice en Edimburgo, el programme director tenía ya organizado un viaje de estudio de 2 días por algunos lugares de interés por las épicas Tierras Altas escocesas, más conocidas como las Highlands. Desde luego, una excelente idea para hacer amigos rápidamente y aprender de entrada sobre la Escocia del presente. En este itinerario, además de un stop obligado en una whiskería tradicional, visitamos un día entero la Fundación Findhorn, una de las ecovillages (o ecoaldeas) pioneras en el mundo, y que cuenta con una huella ecológica que es la mitad del promedio del Reino Unido.
Usando de excusa la visita a la comunidad de Findhorn voy a contarles más sobre ella y sobre las ecoaldeas en general, ya que constituyen en mi opinión un gran ejemplo para aprender sobre visiones alternativas de la sostenibilidad. Y además… muchísimas fotos!
¿Qué es una ecoaldea?
Las ecoaldeas son proyectos colectivos que materializan visiones alternativas sobre la sostenibilidad. Cuando digo “alternativas” debe entenderse respecto a las discusiones que se dan en los principales foros internacionales, tales como la COP23. En este sentido, demuestran que otro modo de vida es posible, más local y simple que el que llevamos la mayoría de las personas del mundo. Estas iniciativas parten de una concepción holística de la sostenibilidad, donde cada aspecto no es considerado sino en interrelación con otro.
Para intentar definir qué es una ecoaldea, podemos tomar el trabajo de Robert Gilman, quien en 1991 fue el primero en proponer una definición, mantenida vigente hasta hoy. Para él, las ecoaldeas son:
“un asentamiento humano, concebido a escala humana, que incluye todos los aspectos importantes para la vida integrándolos respetuosamente en el entorno natural, que apoya formas saludables de desarrollo y que puede persistir en un futuro indefinido.”
Otra definición interesante es la provista por la Global Ecovillage Network:
“Una ecoaldea es una comunidad intencional, tradicional o urbana diseñada conscientemente a través de procesos participativos locales en las cuatro dimensiones de sostenibilidad (social, cultural, ecológica y económica) con el fin de regenerar los entornos sociales y naturales.”
De esta definición, se desprenden 3 categorías de ecoaldeas:
- Urbanas: comunidades o eco-barrios con una visión común para reinventar la vida en la ciudad con el fin de ser más sostenibles, colaborativos y participativos. Ejemplo: Los Angeles Ecovillage, California, EEUU.
- Tradicionales: pueblos y comunidades rurales existentes que deciden diseñar su propio camino hacia el futuro, utilizando procesos participativos que combinen la sabiduría tradicional con innovación positiva. Ejemplo: Mbackombel, Guédé Chantier, Dakar, Senegal.
- Intencionales: creadas por personas que se encuentran voluntariamente motivados por un propósito y una visión compartida. Ejemplo: Findhorn, Escocia.
La generalidad de estas definiciones permite acomodar el hecho de que no existen dos ecoaldeas iguales en el mundo, ya que cada una está diseñada localmente por las personas que la componen según su propia visión, contexto, cultura e intereses. Por último, debemos pensar las ecoaldeas no como proyectos acabados, sino más bien como procesos continuos de experimentación, aprendizaje y adaptación.
Breve historia de Findhorn
Los comienzos
Todo comenzó cuando Peter y Eileen Caddy y Dorothy Maclean fundaron inintencionalmente la comunidad de Findhorn en 1962. Los tres pioneros, todos de fuerte impronta espiritual, llegaron al noreste de Escocia en 1957 con el propósito de administrar el Hotel Cluny Hill en Forres, un pequeño pueblo cercano a Findhorn. Si bien el Hotel funcionó bien por un tiempo, al cabo de 4 años dejó sin trabajo a Peter y Eileen, por lo que se encontraron sin lugar a donde ir y con poco dinero. Acompañados por Dorothy, Peter y Eileen decidieron mudarse con sus tres hijos a un parque de caravanas en el cercano pueblo costero de Findhorn.
Ante la magra situación económica y la necesidad de alimentar seis personas comenzaron a cultivar su propia huerta. La tierra en el parque de caravanas era arenosa y seca, pero eso no fue un problema para ellos. A pesar de las condiciones aparentemente desfavorables del suelo de Findhorn Bay Caravan Park lograron cultivar enormes plantas, hierbas y flores, como por ejemplo, repollos de 18 kilogramos, lo cual les dio inicialmente gran popularidad entre los locales. Con el correr del tiempo, la voz se corrió y la huerta de Findhorn se hizo famosa. Según cuenta la historia, la especial conexión espiritual con la naturaleza fue lo que permitió el éxito de sus cultivos, especialmente por parte de Dorothy.
El nacimiento de una comunidad
Durante este recorrido inicial otros se unieron a los Caddys y Dorothy, y así un grupo de seis personas pasó a convertirse en una pequeña comunidad cuyo compromiso fue siempre la vida en armonía con la naturaleza y la práctica de la espiritualidad. En 1967, la comunidad publicó un libro de Eileen Caddy titulado “God spoke to me”, ayudando a que su visión se extendiera aún más.
Hacia 1970, un joven profesor espiritual estadounidense llamado David Spangler llegó a la comunidad junto a su compañero Myrtle Glines, quienes contribuyeron para definir y organizar un currículo de estudio espirituales, y así se estableció un programa de aprendizaje y formación en The Park. En 1972, la comunidad se registró formalmente bajo el nombre de “Fundación Findhorn” como una institución benéfica. Entre la década de 1970 y 1980, la comunidad creció a aproximadamente 300 miembros. En 1975 la Fundación compró el Hotel Cluny Hill (que había decaído después de la partida de los Caddys) para ser usado como centro de talleres y alojamiento de sus miembros, y en 1983 compró el parque de caravanas de Findhorn, donde se habían asentado originalmente.
La comunidad en la actualidad
Findhorn ha crecido a lo largo de los años en tamaño e importancia. Ahora cuentan con aproximadamente 300 residentes fijos que viven en el sitio original del parque de caravanas y una comunidad más grande de empresas y organizaciones locales organizadas alrededor de este centro principal.
En 1995, la comunidad de Findhorn y la red de ecoaldeas informales que se encontraba en evolución llevaron adelante una conferencia en Findhorn bajo el título de: “Ecoaldeas y comunidades sostenibles para el siglo XXI”. De esta iniciativa nació la anteriormente citada Global Ecovillages Network, siendo la Fundación Findhorn uno de sus miembros fundadores.
El interés que ha despertado este proyecto se ve en los números que experimentan cada año: 2000 residentes que van a Findhorn a vivir un tiempo para tomar sus cursos y talleres, y 5000 visitantes provenientes de aproximadamente 60 países.
Findhorn antes Findhorn hoy
Entre los proyectos e iniciativas de la comunidad podemos mencionar los siguientes:
- 90 edificios con altos estándares ecológicos,
- tres generadores eólicos para producir su propia electricidad,
- una planta de tratamiento biológico de aguas residuales muy innovadora llamada The Living Machine,
- una propia moneda local llamada Eko,
- un sistema interno de Carpooling,
- una moderna caldera de biomasa, y
- un centro de formación en sostenibilidad.
- un sistema de reciclado integral de residuos sólidos.
Más sobre Findhorn
Vivir en Findhorn
Aparentemente uno puede irse a vivir si quisiera, siempre y cuando cumpla algunos requisitos y pueda costeárselo, ya que uno debe tener el tema $$$ resuelto. Pero, sin embargo, uno puede desarrollarse de varias maneras allí. Hay varios negocios, algunos muy importantes, que funcionan dentro de la comunidad y también es posible tener trabajo fuera de ella. Es más, también podés tener tu propio coche, algo que uno no se imagina para una ecoaldea.
Viviendas sustentables
El primer requisito de las viviendas es que tienen altos estándares ecológicos de construcción, con el propósito de minimizar de entrada los consumos de energía para iluminación y calefacción, que sea energéticamente eficiente y que utilice materiales naturales, no tóxicos y/o reutilizados.
Las casas que se encuentran allí son muy lindas para serles sinceros. Las mas llamativas son quizás las que son redondas, hechas a partir de la reutilización de los grandes barriles usados en las fábricas de whisky de Escocia ya que luego de una determinada cantidad de usos, ya no sirven más y deben ser descartados. Como se imaginarán, no debe ser tan difícil conseguirse uno de esos en ese país….
Otra casa que no es de barril pero que es hermosa por dentro. Diseñada y construida por el mismo arquitecto que la habita:
Además de personas con sus propias casas, también hay varias iniciativas de co-housing, es decir, donde se comparte voluntariamente la casa con otras personas y familias.
Producción local
Si bien no son 100% autosuficientes respectos a sus consumos de vegetales una gran parte es producida localmente. Además, hay que destacar que todos los alimentos servidos por la comunidad son de dieta vegetariana. En la siguientes fotos van a poder ver algunas de las granjas de cultivo y el centro donde se encuentra el comedor comunitario.
Tratamiento de aguas residuales
Sin dudas uno de los proyectos más interesantes que vi es el tratamiento de las aguas residuales mediante un sistema bilógico llamado The Living Machine, que instalaron en 1995 y fue el primero en el Reino Unido. Interesantemente, la empresa que lo instaló –Biomatrix– tiene su sede en la comunidad y varios de los colaboradores viven allí también. Además, instalan sistemas similares en distintos países del mundo. ¿estamos hablando de una pequeña multinacional que opera desde una ecoaldea?
Energía
La mayor parte de su energía eléctrica es provista por 4 generadores eólicos. La comunidad es dueña de los mismos. De hecho, en algunos momentos del año generan más de lo que consumen y pueden vender ese excedente a la red eléctrica nacional.
Además, debido a los estándares de construcción de viviendas, muchas casas poseen paneles solares para generar su propia electricidad.
Generadores eólicos Paneles fotovoltaicos
Moneda local
Llamada Eko y gestionada por Ekopia Resource Exchange (una especie de banco interno cooperativo), permite realizar transacciones económicas de manera local contribuyendo a generar y mantener la riqueza dentro de la comunidad. Actualmente, se encuentran en circulación aproximadamente 20.000 Ekos. Según se lee en la página web de Findhorn, la gente deposita libras esterlinas “£” a cambio de “Ekos”, y mientras las personas las gastan localmente, Ekopia usa esas libras como préstamos para apoyar el crecimiento de proyectos comunitarios.
El uso de monedas locales es un tema que ha despertado gran interés y que se ha difundido en muchos lugares del mundo. Un caso ejemplar es la Bristol Pound, o libra de bristol. Ojalá pueda tratar este tema en otro post más adelante ya que resulta muy interesante que nos hace replantearnos nuestra relación con el dinero.
Espiritualidad
La espiritualidad es un tema muy presente en Findhorn, y es una de las características principales heredadas de sus miembros fundadores. Si bien no hay que ser de ninguna religión en particular y todos los credos son bienvenidos, hay muchas actividades de la comunidad que se desarrollan en torno a esto. Hay también distintos espacios dedicados a tal fin, como la siguiente casita con techo verde, que no es una vivienda sino un lugar para meditar y cantar. También el centro cultural de la comunidad se dedica, entre otras cosas, a actividades relacionadas a estas prácticas.
La huella ambiental de Findhorn
Como vimos en el post del Principio de Integración, el uso de indicadores es muy importante. Para este caso, usaremos de referencia la Huella Ecológica, un indicador de sostenibilidad mundialmente utilizado. Esta herramienta requiere cuantificar cuánta energía y materias primas se utilizan -entradas-, y la cantidad de residuos sólidos, líquidos y gaseosos generados. Luego, se convierte todo esto en una medida de superficie de tierra «héctareas globales [gha]», que representa cuánta superficie se necesita para producir todos los recursos utilizados y absorber todos los residuos producidos.
El estudio realizado por Tinsley (2006) concluyó que la huella ecológica para los residentes de Findhorn fue de 2.71 gha por persona, es decir, aproximadamente la mitad que la del Reino Unido -5,4 gha por persona- y menor a otras ecoaldeas del Reino. El estudio consistió en evaluar las categorías de: alimentos, hogar y energía, viajes, bienes fungibles, servicios, gobierno y la inversión de capital. Esto sugiere que todos los esfuerzos llevados adelante por la comunidad se traducen en un menor impacto sobre el ambiente.
Más fotos 🙂
Comentario final
La ecoaldea de Findhorn es sin lugar a dudas un lugar que invita a la reflexión. Lo interesante es que muchas de estas iniciativas se ven en empresas, políticas de gobierno nacional y pequeños municipios, tales como el uso de tecnologías eficientes, economía circular, energías renovables, códigos de construcción, etc. Pero la gran diferencia es que la pequeña escala y el fuertísimo compromiso de los habitantes permite que se avance en casi todas las iniciativas que se proponen y, más importante aún, que terminen implementándose.
No creo que sea apto para todo el mundo vivir allí, pero creo que sería una excelente experiencia vivir allí un tiempo, un mes digamos, y dejarse salir un poco del molde urbano de cada día. Ahora que estoy en Buenos Aires me queda un poco lejos, pero lo bueno es que en cada país seguro hay una ecoaldea que podemos visitar (ver en este mapa). En Argentina tenemos la ecoaldea Gaia, en provincia de Buenos Aires. Cuando vaya, haré otro post sobre eso!
Lo pequeño es hermoso decía F. Schumacher, y creo que para Findhorn no puede ser más acertado.
Referencias y sitios de interés
- Global Ecovillage Network
- Mapa de ecoaldeas en el mundo
- Página oficial de Findhorn Foundation
- Ecoaldea argentina Asociación Gaia
- Reporte de la huella ecológica: Tinsley, S. and George, H. (2006). Ecological Footprint of the Findhorn Foundation and Community. Forres, Scotland: Sustainable Development Research Centre.