“Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida.”

Confucio (551 a.C. – 479 a.C.), reconocido pensador chino

A menudo recibo preguntas sobre qué hace un ingeniero ambiental, dónde trabaja, cuánto gana, etc. Yo mismo me hice esas preguntas cuando me decidí por esta carrera universitaria. Lamentablemente, no es una profesión tan común como para poder preguntarle a un ingeniero ambiental amigo que viva cerca de casa. Con este post les voy a contar mi propia experiencia e intentaré explicar un poco más sobre esta carrera que elegí.

Introducción

Somos pocos los que estamos en este barco. Si lo comparamos con la cantidad de psicólogos y abogados que existen en Argentina, somo claramente una minoría. La misma situación se repite para las demás carreras técnicas y científicas. Somos una minoría (ambientales) en otra minoría (ingenieros). Como se imaginan, a mí también me pasó que cuando quería averiguar más sobre esta carrera no tenía prácticamente ninguna referencia. En Venado Tuerto (mi ciudad natal en Argentina) conocía sólo una persona que me pudo orientar un poco y me fue de gran utilidad, pero, así y todo, no terminaba de entender completamente a qué se dedicaba.

De poco sirven las respuestas cuando uno no tiene buenas preguntas para hacer. Honestamente, y creo que le sucedió a muchos de mis compañeros, recién a partir de 3er año comenzamos a comprender de qué venía todo esto.  En el caso de la Pontificia Universidad Católica Argentina -UCA- (la universidad donde estudié), se comienza con dos años que son comunes a las demás ingenierías y recién en los últimos tres se ven materias específicas. La ventaja de esto es que uno está a tiempo de cambiar y que se hacen muchos amigos con distintos intereses a uno. La desventaja es que hay que esperar dos o tres años para prever si te gustará o no.

El hecho de que tenga que ver con “el medio ambiente” no ayuda mucho a entender qué necesidades específicas apunta a resolver un profesional graduado de esta carrera. La temática ambiental está en auge, pero estar interesados en el cambio climático, la contaminación o la deforestación, no es suficiente para saber a priori si la carrera te gustará. De hecho, creo que más de uno se llevó un desencanto cuando empezó a ver cómo venía la mano. Les aseguro que del idealismo de salvar al mundo de la contaminación a trabajar en una empresa para mantener su sistema de gestión ambiental según los requisitos de la norma ISO 14001 existe una gran diferencia.

Siempre que mencionaba que estudiaba ingeniería ambiental me decían cosas como “es la carrera del futuro” o “el medio ambiente es el futuro, vas a tener trabajo asegurado”. Lamento que al día de hoy y en muchos ámbitos sigue siendo un tema “del futuro”. En el caso de Argentina, es un tema incipiente que por suerte está creciendo de a poco. A medida que las regulaciones ambientales nacionales e internacionales se vuelven cada vez más exigentes, las empresas tienen que contratar a los profesionales ambientales, que las ayuden a rendir cuentas ante la ley y la comunidad.

Como es esperable, las principales multinacionales están más avanzadas que la mayoría de las empresas locales. Aquellas que tienen cadenas de suministro globales deben cumplir con requisitos ambientales exportados de la casa matriz que van más allá del país donde se lleva a cabo la producción, por ejemplo, porque los estándares son más exigentes en el país a donde exporta y tienen que cumplirlos igualmente.

La poca cantidad de ingenieros ambientales que hay en Argentina es a la vez un problema y una oportunidad. El inconveniente, en mi opinión, es que esto representa de alguna manera la menor demanda por parte del sector privado y público, si se la compara con otras ingenierías, y porque la profesión no está del todo regulada como debería estarlo (por ejemplo, no existe un colegio de ingenieros ambientales o cosa por el estilo). La oportunidad, que ésta demanda está creciendo y quienes estén mejor preparados van a saber aprovecharlas.

Hablando desde mi lugar, puedo afirmar que los ingenieros ambientales de la UCA que conozco están en su gran mayoría ejerciendo su profesión con buenos trabajos. Muchos de los que ya hace varios años que egresaron se encuentran en posiciones de liderazgo, en empresas y distintas organizaciones en sus respectivas áreas. Como siempre, lo más difícil es encontrar el primer trabajo y resistir a que te paguen un sueldo que probablemente no satisfaga tus expectativas porque claro, ¡sos ingeniero!. Con el tiempo, un ingeniero ambiental con experiencia se vuelve un profesional altamente demandado, en el país y en el exterior.

Entonces, ¿qué hace un ingeniero ambiental? 

El camino A…

Básicamente, la misión de un Ingeniero Ambiental es compatibilizar el desarrollo con la calidad de vida de manera concreta. Desde luego, podemos discutir qué es “compatibilizar”, qué es “desarrollo” y qué es “calidad de vida”. En la práctica, se refiere a hacer que los resultados no deseados de los procesos productivos (residuos sólidos, emisiones al aire y efluentes líquidos) tengan el menor efecto posible en el medio ambiente, y por ende el menor riesgo de afectar a las personas.  Los únicos procesos de impacto ambiental cero son los naturales, que son perfectos porque cada residuo es aprovechado y transformado en un ciclo cerrado global.

Por el contrario, el metabolismo industrial creado por el hombre es aún imperfecto y no estamos ni cerca de igualar estos procesos naturales. La única forma conocida de lograr impacto ambiental cero es no llevando a cabo el proceso productivo en primer lugar (o que sea de muy pequeña escala), pero en tal caso, no podremos disfrutar de los productos y servicios que nos prometen una mejor calidad de vida. La prosperidad y la contaminación están altamente relacionadas.

Con esta descripción en mente, queda claro que se puede trabajar desde muchísimo lugares y para distintos tipos de organizaciones. Por eso, la salida laboral teórica es amplísima y varía dependiendo del lugar/país donde uno se dedique a trabajar. En general, los países como el nuestro vienen con un cierto retraso respecto a los que vienen trabajando más tiempo, como EEUU y Europa, por lo que la experiencia de un ingeniero ambiental puede variar bastante de un país a otro.

No creo en equivocarme si digo que la mayor parte de América Latina se encuentra más o menos en la misma situación. No porque nos falten problemas ambientales, sino porque hace menos tiempo que los gobiernos han empezado a reglamentar y hacer cumplir sus regulaciones ambientales. Como diría un memorable profesor: “primero debe traccionar el derecho”.

Vale la pena mencionar dos casos muy comunes, se puede trabajar para la empresa misma o para una consultora ambiental. Éstas últimas brindan servicios de todo tipo a las empresas que deciden tercerizar ciertas actividades. La experiencia de trabajar en la empresa respecto a la consultora es distinta, y en los dos casos se puede aprender mucho.

Un ingeniero ambiental puede ser especialista en distintos tipos de industrias y/o en distintos temas. Por ejemplo, se puede ser experto en hidrogeología, en gestión ambiental, en modelización de contaminantes,  en energía eólica, o en procesos de tratamiento de agua, entre otros. Casi diría que cada materia de la carrera podría ser una profesión en sí misma. Lo bueno es que a pesar de los distintos tipos de industria, la mayoría de las habilidades son intercambiables entre todas ellas. Como es sabido, el mundo de hoy premia la especificidad, por lo que también es normal encontrarse con profesionales expertos en industrias, como por ejemplo, la del petróleo.

A medida que un país se desarrolla (y se complejiza), incrementa su nivel de exigencia en las regulaciones ambientales, por lo que también aumenta la variedad de trabajos que puede hacer un ingeniero ambiental. En el más básico de los casos, se requerirá que se cumpla la normativa aplicable a la empresa en particular. En el otro extremo, encontraremos dentro del staff ambiental a expertos en temáticas tan específicas como en Análisis de Ciclo de Vida, tal como tuve posibilidad de constatar luego de conocer ingenieros franceses de ArcelorMittal que se dedicaban exactamente a eso.

A modo de referencia, les comparto una lista general no exhaustiva de los temas en los que actualmente trabaja un ingeniero ambiental en Argentina y que yo tenga conocimiento:

  • Cumplimiento de la legislación ambiental
  • Investigación Ambiental de Sitio (estudios llamados Fase I y Fase II) y remediación de sitios contaminados (Fase III), en especial en la industria de los hidrocarburos
  • Gestión ambiental, incluyendo auditorías y sistemas de gestión ISO 14001
  • Evaluaciones de Impacto Ambiental
  • Gestión y dimensionamiento de sistemas de tratamiento de agua (efluentes industriales y potabilización)
  • Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos
  • Eficiencia energética y energías renovables

Como comenté, esta lista irá creciendo a medida que aumente la demanda traccionada por las legislaciones ambientales, las empresas y las comunidades. También hay que saber que la mayoría de estos temas no son ámbito 100% exclusivo del Ingeniero Ambiental. Nuestra gran ventaja en mi opinión, es que por el background ingenieril podremos encarar con mayores herramientas soluciones ambientales sin divagar proponiendo cosas impracticables.

Dentro de estas áreas de trabajo, las tareas de un ingeniero ambiental pueden recaer sobre actividades de campo o escritorio o una mezcla de ambas, siendo las tareas de escritorio las requeridas en mayor medida. Así, por ejemplo, las funciones a desarrollar en escritorio podrán estar ligadas a la elaboración de informes y propuestas técnicas, desarrollo y mantenimiento de los sistemas de gestión y mejora continua, planificación, programación y gestión de proyectos, diseño de sistemas y equipos, etc. Por su parte, las tareas de campo pueden consistir, entre otras, en la toma de muestras ambientales para estudios específicos, realización de auditorías e inspecciones, monitoreo y seguimiento de obras in situ, relevamiento de sitios para estudios de riesgo, etc.

El camino B…

Si aún querés salvar al mundo y sentís que ninguno de estos posibles trabajos es para vos, no te hagas problema. En estos tiempos, cada vez menos importa la carrera que uno estudie. Siempre podés pivotear hacia otra profesión completamente distinta o complementarla desde otro ángulo. Vos sos Fulanito de Tal, una persona que recibió un papel que dice que estás facultado para ejecutar ciertas tareas definidas legalmente y que se lo llama Ingeniero Ambiental. No tiene por qué limitarte ni definirte como persona. Una cosa es «ser» ingeniero y otra es «hacer de» ingeniero.

Ese papel que te llama Ingeniero Ambiental te permite que vos puedas «hacer de» cuando lo necesites, es una poderosa herramienta, no la salvación. La ventaja es que por haberte recibido entenderás más de medio ambiente que el 90% de los que hablan pareciendo saber (¡tampoco creas que te las sabés todas eee!). No lo digo con ánimos de superioridad, el tema está tan en boga que a veces se torna difuso y sin una visión realista acerca de cómo abordar los problemas de manera concreta y realista.

Entonces, otra opción que es posible encarar profesionalmente es la del emprendedurismo. El título en este caso de poco te va a servir, sólo las habilidades y competencias adquiridas. Si te apasiona el tema del medio ambiente pero no te satisfacen las opciones de trabajo disponibles, probablemente vas a tener que crearlo (el trabajo ideal no existe o es muy difícil de encontrar o se lo confunde con conformismo). No soy muy adepto a la visión “alla Silicon Valley” de emprender para crear una empresa, hacerla crecer, escalar y venderla luego por millones de $$$. Prefiero la posibilidad de crear una pequeña empresa capaz de generar ingresos suficientes para un nivel de vida aceptable para uno, que cree valor genuinamente, que produzca impacto positivo en las personas y/o el medio ambiente y que te permita un estilo de vida deseable para vos.

Muchos nuevos negocios en el mundo apuntan en esta dirección y las herramientas con las que contamos son más poderosas que nunca. No es fácil, pero todo lo que realmente vale tiene su cuota de sacrificio. El truco está en que el sacrificio se haga en la dirección correcta. Además, lo que nunca suele mencionarse es que cada tipo de trabajo conlleva un estilo de vida asociado que puede no ir con tu propia idea de calidad de vida, por lo que suele ser ese es el principal punto de conflicto. ¿No valdrá la pena intentarlo? Sobre esto, te invito a leer el post sobre emprendedurismo ambiental.

Comentario final

Las necesidades de soluciones de los problemas ambientales son inmensas, el único límite pareciera ser la imaginación y la motivación. En este mundo donde la problemática ambiental está aún lejos de resolverse, nunca podría decirse que no hay trabajo por hacer. No será un trabajo sencillo, pero si lo logramos, será como si hubiéramos construido la catedral más hermosa de la historia.


Quisiera muy especialmente agradecer a la ingeniera ambiental Consuelo Molinari y al ingeniero ambiental Francisco Pecot quienes han colaborado en la revisión y mejoramiento de este post.