Las ecoaldeas son proyectos colectivos que materializan visiones alternativas sobre la sostenibilidad. Cuando digo “alternativas” debe entenderse respecto a las discusiones que se dan en los principales foros internacionales, tales como la COP23. En este sentido, demuestran que otro modo de vida es posible, más local y simple que el que llevamos la mayoría de las personas del mundo. Estas iniciativas parten de una concepción holística de la sostenibilidad, donde cada aspecto no es considerado sino en interrelación con otro.

Para intentar definir qué es una ecoaldea, podemos tomar el trabajo de Robert Gilman, quien en 1991 fue el primero en proponer una definición, mantenida vigente hasta hoy. Para él, las ecoaldeas son:

“un asentamiento humano, concebido a escala humana, que incluye todos los aspectos importantes para la vida integrándolos respetuosamente en el entorno natural, que apoya formas saludables de desarrollo y que puede persistir en un futuro indefinido.”

Otra definición interesante es la provista por la Global Ecovillage Network:

“Una ecoaldea es una comunidad intencional, tradicional o urbana diseñada conscientemente a través de procesos participativos locales en las cuatro dimensiones de sostenibilidad (social, cultural, ecológica y económica) con el fin de regenerar los entornos sociales y naturales.”

De esta definición, se desprenden 3 categorías de ecoaldeas:

  • Urbanas: comunidades o eco-barrios con una visión común para reinventar la vida en la ciudad con el fin de ser más sostenibles, colaborativos y participativos. Ejemplo: Los Angeles Ecovillage, California, EEUU.
  • Tradicionales: pueblos y comunidades rurales existentes que deciden diseñar su propio camino hacia el futuro, utilizando procesos participativos que combinen la sabiduría tradicional con innovación positiva. Ejemplo: Mbackombel, Guédé Chantier, Dakar, Senegal.
  • Intencionales: creadas por personas que se encuentran voluntariamente motivados por un propósito y una visión compartida. Ejemplo: Findhorn, Escocia.

La generalidad de estas definiciones permite acomodar el hecho de que no existen dos ecoaldeas iguales en el mundo, ya que cada una está diseñada localmente por las personas que la componen según su propia visión, contexto, cultura e intereses. Por último, debemos pensar las ecoaldeas no como proyectos acabados, sino más bien como procesos continuos de experimentación, aprendizaje y adaptación.

Más info: Un paseo por Findhorn, la ecoaldea más famosa del Reino Unido

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