¿Por qué enfocarnos en la energía? Con tantos desafíos que nos presenta el mundo, parecería que se trate de un ítem más en la agenda política y económica de los gobiernos. Quizás lo sea en la práctica, cuando la urgencia de las coyunturas requiere soluciones inmediatas. El cortoplacismo nos dificulta enormemente detenernos a pensar para poder formular estrategias que miren al largo plazo.

Sin embargo, resulta ser que el inocente tópico de la energía es el más importante de todos. No estoy exagerando. El mundo se mueve al son del compás energético. Incluso la danza de las naciones puede ser entendida como la riña constante por esta bella compañera. Aunque esté implícito, saben que es el santo grial de nuestro tiempo. La prosperidad con la que gran parte de la humanidad vive actualmente es fruto de esta bonanza energética. Por el contrario, la falta de energía e infraestructura energética es un condicionante esencial para el desarrollo.

Asimismo, el progreso alcanzado hasta nuestros días ha producido nuevos desafíos que imponen riesgos de considerable magnitud para nuestras sociedades. Podríamos mencionar algunos como el cambio climático, la escasez de agua, la pobreza o la degradación ambiental. En el fondo, parecerían ser originados por causas diversas y que no tienen nada en común. Pero si echamos un vistazo más cuidadoso podremos detectar un común denominador a todos ellos: la llave para resolverlos es la energía.

La lista de Smalley

Con esto en mente, el Nobel de Química Richard Smalley enumeró en orden de prioridad los problemas más importantes de la humanidad para los próximos 50 años:

  1. Energía
  2. Agua
  3. Alimentos
  4. Medio Ambiente
  5. Pobreza
  6. Terrorismo y guerras
  7. Enfermedades
  8. Educación
  9. Democracia
  10. Población

La energía es el asunto número uno. Es la llave para «destrabar» los demás problemas de la lista. Tomando por caso el segundo, cuando hablamos de escasez de agua, en verdad deberíamos estar hablando de escasez de energía. El agua de los océanos podría ser filtrada y transportada largas distancias. Aunque sin energía barata esto no podría lograrse. Con abundante agua, además podríamos llevarla a los centros productores de alimentos, necesarios para alimentar un mundo cuya población no cesa de crecer. Las siguientes 5 imágenes ilustran ejemplos de cómo la energía permite cada uno de estos procesos clave del mundo moderno: nuestras ciudades, la minería, la agroindustria, la fabricación de acero y los puertos.

Todos los problemas de la lista pueden ser analizados de esta manera y nos pondríamos de acuerdo que el recurso limitante es la energía o bien que cumple un papel clave en su solución. Empero, no cualquier tipo de energía, es fundamental que ésta sea abundante, barata y limpia. Estos tres requisitos son necesarios para afrontar exitosamente el trilema energético presentado por el World Energy Council: seguridad energética, equidad energética y sostenibilidad ambiental.

La reacción en cadena que podría ocasionar el logro de disponer una o varias fuentes de energía abundante, barata y limpia son difíciles de pronosticar, aunque a priori podemos juzgar que sería inestimablemente beneficioso. Las puntas de lanza en este sentido son las energías renovables y la eficiencia energética. Es por esto que hay tanto foco en la energía, su rol protagónico tanto para Argentina como para el resto del mundo motiva a llevarla cada vez al centro del debate.