La Eficiencia Energética comprende un conjunto de acciones destinadas a reducir la energía consumida en la prestación de un servicio energético determinado. Por lo tanto, la mejora de la Eficiencia Energética se puede definir como la disminución en el consumo de energía para proveer el mismo nivel de servicio energético.

Por ejemplo, si reemplazamos una lámpara halógena por una LED podemos obtener el mismo nivel de iluminación (medido en lumen) y pero con un gasto energético 5 veces menor.

La Eficiencia Energética se suele definir simplemente como: n = energía de salida / entrada de energía. Cuanto más cerca esté este cociente a 1, más eficiente es un sistema y menos energía se desperdicia.

Pero el consumo de energía no sólo depende de la tecnología que usemos sino también de cómo nosotros la consumimas es decir, de nuestro comportamiento, estilo de vida y cultura. A todas las destinadas a cambiar nuestro comportamiento, las llamamos Conservación de la Energía. Las acciones destinadas al cambio de hábitos para la Conservación de la Energía tienen el objetivo principal de reducir el nivel absoluto de consumo energétio, pero a menudo a expensas de nuestra comodidad o confort personal, es decir, como una prestación menor del servicio energético.

Por ejemplo, esto puede significar tomarnos una ducha con el agua un poco más fría o de menor duraciónl, para reducir el consumo de energía para calentar el agua, o bien utilizar el aire acondicionado sólo en los días que haga mucho mucho calor. También es cierto que muchas de éstas pérdidas de nuestro confort son insignificantes y podrían ser hechas cambiando los malos hábitos.

Si bien la Eficiencia Energética y la Conservación de la Energía son dos caras de una misma moneda, los conceptos no deben confundirse.

Más info: De qué hablo cuando hablo de Eficiencia Energética

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